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El tablero geopolítico multipolar en 2025

Desde  el final de la Guerra Fría, la política internacional ha estado dominada por un modelo de hegemonía occidental que combinaba poder económico, superioridad tecnológica y liderazgo institucional. Sin embargo, en 2025, ese orden liberal muestra signos evidentes de agotamiento. El ascenso de China, el resurgimiento de nacionalismos, la fragmentación de Europa y la expansión de nuevos polos de poder han inaugurado un mundo multipolar sin árbitros claros ni reglas compartidas. Este ensayo analiza los principales focos de tensión y reconfiguración del poder global, así como sus implicaciones para la estabilidad y la gobernanza internacional.

El orden internacional basado en la hegemonía occidental ha entrado en crisis. La invasión de Ucrania, el ascenso de China, la fractura de la Unión Europea, los conflictos en Oriente Medio y la expansión de los BRICS muestran que el mundo multipolar ya no es un escenario futuro, sino una realidad presente. Esta nueva geopolítica redefine alianzas, desafía las instituciones tradicionales y multiplica los focos de tensión sin un árbitro global claro.

 Estados Unidos con Trump: aislacionismo y polarización global

Con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025, Estados Unidos ha profundizado su giro aislacionista. La imposición de aranceles del 100% a productos estratégicos y la retirada de apoyos a organismos multilaterales han roto con décadas de diplomacia liberal. Como señala el Council on Foreign Relations, ‘la nueva administración ha sustituido el liderazgo global por la lógica de transacción bilateral’.

Esta política se ve reflejada en la presión a aliados europeos para aumentar su gasto militar y en la normalización de un lenguaje confrontativo incluso con socios históricos. El enfoque de Trump no es una anomalía: forma parte de un ciclo más amplio donde líderes como Javier Milei, Giorgia Meloni o AfD en Alemania promueven un discurso soberanista y antiglobalista. Parag Khanna advierte en *The Future is Asian* que ‘el nuevo orden será definido no por valores comunes, sino por la capacidad de cada potencia para resistir la interdependencia’.

Europa debilitada y dividida

La Unión Europea ha demostrado una profunda incapacidad para construir una política exterior común frente a los desafíos de Ucrania, Gaza o el Indo-Pacífico. Las fisuras entre Alemania, Polonia, Italia y Hungría han bloqueado posiciones unificadas. El Real Instituto Elcano señala que ‘la UE sigue siendo una potencia normativa, pero no estratégica’.

El euroescepticismo crece incluso en el seno de gobiernos que se benefician de los fondos europeos. Las críticas a la OTAN y el cuestionamiento del liderazgo alemán en el plano económico agravan la percepción de una Europa sin rumbo. Mark Leonard, en *The Age of Unpeace*, concluye: “Europa habla de unidad, pero negocia en solitario”.

BRICS y China: ascenso sin freno

Con la incorporación de Irán, Arabia Saudí, Egipto y Argentina, los BRICS han ampliado su capacidad de influencia global. Más allá del simbolismo, se están gestando alternativas reales al sistema financiero dominado por el dólar. CIDOB destaca que ‘la estrategia china no busca confrontar, sino sustituir discretamente los pilares de la hegemonía occidental’.

China ha reforzado su presencia en África y América Latina mediante inversiones masivas en infraestructuras, como parte de su Iniciativa de la Franja y la Ruta. Zbigniew Brzezinski ya anticipó en *El gran tablero mundial* que ‘la potencia que logre dominar Eurasia tendrá la llave del poder global’.

Oriente Medio: fractura permanente

La ofensiva israelí en Gaza tras el atentado de octubre de 2024 ha sumido a la región en una espiral de violencia sin precedentes desde 2014. Turquía, Irán y Arabia Saudí pugnan por el liderazgo islámico, mientras EE.UU. pierde capacidad de mediación. El Instituto Español de Estudios Estratégicos subraya que ‘el conflicto israelí-palestino ya no es bilateral: se ha convertido en nodo regional de inestabilidad’.

Mientras tanto, la ONU se ve debilitada por los vetos cruzados en el Consejo de Seguridad y la falta de capacidad para imponer un alto el fuego duradero. La política internacional se reorganiza sin un consenso mínimo sobre lo que constituye una intervención legítima.

Guerra India-Pakistán: el gran riesgo ignorado

La escalada en Cachemira, con atentados y represalias en 2025, ha devuelto al sur de Asia al primer plano del riesgo nuclear. La retórica beligerante de Nueva Delhi y Islamabad ha sido amplificada por redes sociales y medios estatales. China ha expresado su respaldo diplomático a Pakistán, mientras EE.UU. reitera su alianza estratégica con India. El Orden Mundial advierte: ‘el conflicto indo-pakistaní no ocupa titulares, pero es el más cercano a un cruce nuclear real’.

El orden multipolar: ¿realidad o narrativa?

Aunque el discurso multipolar gana fuerza, siguen existiendo dependencias estructurales del sistema occidental: el dólar, la OTAN, Silicon Valley. Sin embargo, el reparto de poder efectivo ya no es unipolar. Actores regionales como Turquía, Irán o Arabia Saudí, junto con China, India y Rusia, influyen en múltiples regiones sin coordinación global.

Parag Khanna sostiene: “Ya no existe una cumbre central del poder global: estamos en una red sin centro”. El principal riesgo es que, sin reglas claras ni árbitros reconocidos, los conflictos se multipliquen por malentendidos, provocaciones o vacíos de poder.

En definitiva, consideramos en Civis Data que el mundo ya no gira en torno a un liderazgo único ni a un consenso liberal internacional. La multipolaridad es una realidad operativa, aunque aún incompleta. Sin un orden compartido ni instituciones eficaces para gestionar el conflicto, lo que se impone es la lógica de la competición permanente. La gran pregunta ya no es si Occidente perderá su hegemonía, sino si el sistema global podrá sostener la paz sin un árbitro legítimo y sin reglas comunes. Como escribió Zbigniew Brzezinski: ‘el caos no necesita planificación, solo negligencia’.